Saludos en Nombre del Señor

Nos ocupamos de los asuntos de Dios.

Creemos que La Iglesia de hoy debería ser igual a La Iglesia que se inició en el día de Pentecostés.

Somos un grupo de personas que compartimos una experiencia común. Cada uno de nosotros ha recibido el Espíritu Santo con la evidencia bíblica de hablar en lenguas, del mismo modo en que sucedió el día de Pentecostés hace aproximadamente 2000 años. En ese día sucedió un evento poderoso y se inició “La Iglesia”. Nosotros somos la continuación de esa misma iglesia pues experimentamos y nos guía el mismo Espíritu a hacer las mismas cosas que esos primeros “cristianos”.

Actualmente, por “pentecostal” se entiende o agrupa a un sinnúmero de iglesias donde suceden muchas cosas demasiado extrañas.  Nosotros no pertenecemos a este grupo, por dos razones. En primer lugar, porque a la iglesia en la Biblia nunca se la llamó ni conoció como “Pentecostal”. La segunda razón, porque hay comportamientos extremos en esos grupos que nada tienen que ver con lo que Dios prescribe a través de su Palabra. Y Dios no es un dios de confusión: esos comportamientos extremos, no bíblicos, confunden el propósito y el carácter definitorio de la iglesia original. Propósito que, por otro lado, es simple y verificable, tal como fue aclarado en ese día de Pentecostés por Pedro en Hechos 2:38. En esta sección intentamos aclararles específicamente lo que las Escrituras dicen al respecto.

En resumen, el término “Pentecostal” describe la forma en que el Diablo mete su cola para confundir a la gente que busca la Verdad. Las iglesias “pentecostales” son consideradas como si fueran una denominación más entre muchas, como si eventualmente existieran diversas “iglesias” cristianas con distintas particularidades.  Esto no fue el caso ni al inicio en el día de Pentecostés, ni tampoco lo es al día de hoy.  Una “Ekklessia” (Asamblea, del griego) cristiana necesita que todos sus miembros hayan sido ungidos con el Espíritu Santo tal como entonces; además, necesita que sus miembros caminen guiados por ese mismo Espíritu, experimentando los mismos desafíos tan bien descritos en los libros del Nuevo Testamento. Estas cartas son nuestra referencia hoy al igual que entonces, porque fueron escritas por santos ungidos con el único Espíritu Santo que Dios da, el cual nosotros también hemos recibido, y que experimentamos día tras día, y cada vez que nos reunimos en asamblea.

No fue sino hacia alrededor del año 150 d.C. cuando comenzaron a aparecer “otras” iglesias. Pero el problema fue que esos otros grupos creían en algo diferente a la iglesia original; consecuentemente, no eran realmente “La Iglesia”, así como tampoco lo son hoy porque no sostienen la creencia de la iglesia original. Dios no reconoce “otras” iglesias. Pues ¿Cómo podría, si éstas no creen en la fórmula original de salvación? Recordemos: Dios y Jesús no se equivocan y no permitirán que exista una doctrina distinta a la prescripta a su “verdadera” iglesia.

¿Quiénes somos?

Efesios 4: 5

5 Un Señor, una fe, un bautismo,

La palabra fe en la versión King James de la Biblia es traducción de la palabra griega:

πίστις pistis; de 3982; persuasión; es decir, credibilidad; convicción moral (de verdad religiosa, o veracidad de Dios o maestro religioso), en especial, confianza en Cristo para salvación; abstractamente, constancia en tal profesión; por extensión, el sistema mismo de verdad religiosa (Evangelio); seguridad, credo, creencia, fidelidad.

Por lo que sólo cabe una verdad. En un tribunal de Justicia se nos pide que juremos decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Entendiendo que todos los cristianos serán juzgados por la palabra de Dios en algún momento, es importante que la completa verdad, toda la verdad, se siga fielmente.

La Biblia, especialmente el Nuevo Testamento para estos días, nos brinda la verdad completa sobre cómo alcanzar la salvación, y cómo permanecer salvos. Sin atajos ni desviaciones. Dios ha dejado en claro que, dada nuestra limitada sabiduría, no se nos permite agregar ni quitar nada a Su Palabra. El camino a la salvación no puede ser manipulado.

Las iglesias pentecostales han sido consideradas durante mucho tiempo apenas como una rama más del cristianismo, como si tristemente se tratara del primo loco (no sin buen motivo). Muchos “pentecostales” caen en comportamientos extremos, lo que para muchas personas da miedo. Comportamientos tales como “postrarse” en el Espíritu, bailar en el Espíritu, correr por la iglesia, gritar y muchas otras cosas extrañas, dentro de la iglesia, no concuerdan con las Escrituras. Algunos afirman que sí, aunque realmente deba retorcerse las Escrituras en su significación para sostener tal afirmación. El comportamiento extremo en realidad se opone a la directiva que Pablo dio a la Iglesia de Corinto, cuando los amonestó por sus reuniones desordenadas y les dijo, en 1 Corintios 14:40, “Que todas las cosas se hagan decentemente y con orden“. “Decentemente” es ser, actuar, o estar de modo apropiado (ni ofensivo ni extremo); y “ordenadamente”, en su correcto lugar en el orden de una reunión. Hay un momento para todo. Las lenguas, por ejemplo, no deben escucharse durante la predicación, pero en muchas iglesias pentecostales se lanzan arrebatos de personas que hablan en lenguas al azar sólo porque “sienten que el Espíritu se mueve”; o el predicador estalla en lenguas sin ningún buen motivo. El Espíritu de Dios (Espíritu Santo) siempre está bajo nuestro control y no es disruptivo.

“La Iglesia” se inició en el día de Pentecostés. ¡No había ninguna otra iglesia en existencia! ¿Cómo comenzó?

Hechos 2:4

4 Y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu los llevaba a expresarse.

¡Todos hablaron en lenguas! Es así como se inició la iglesia, y nada ha cambiado. Si ésta es la forma como DIOS comenzó la iglesia, entonces, realmente, sin torcer las Escrituras para que signifiquen lo que no significan, la expectativa es que “La Iglesia” debería consistir de personas que hayan tenido, cada una de ellas, la misma experiencia. A pesar de ello, a causa de la gimnasia teológica, encontramos que hoy hay pocas iglesias que creen que hablar en lenguas sea necesario, ¡incluso entre las mismísimas iglesias pentecostales!

¡Vaya aquí para ver por qué hablar en lenguas es definitivamente necesario!

Bautismo

Otra cosa que indebidamente ha sido cambiada a lo largo del tiempo es el bautismo. En muchas iglesias esto ha mutado a un simple “salpicón de agua”, cada vez más una alternativa a la que muchos simplemente “optan” de entre otras. El bautismo según el uso de esta palabra en la Biblia puede sólo significar, nada más, inmersión completa en agua. Cualquier otra cosa definitivamente no es bautismo, ni tampoco satisface el mandato de Dios para que seamos bautizados. ¡Sin bautismo, no hay salvación! Nos preguntaremos por qué ha cambiado. Hace muchos años, alguien sin entendimiento real de la palabra de Dios dijo que ya no era necesario, e introdujo el “salpicón de agua” y otras particularidades. Que “haya agua” definitivamente no significa que hay algún efecto para la salvación de nadie: “rociar o salpicar con agua” no aparece en ninguna parte en relación con salvar a la persona involucrada. Entonces ¿para qué o por qué hacerlo? Por conveniencia es todo lo que podemos pensar, para hacer una linda ceremonia emocional e invitar familiares, más si hay algún bebé involucrado. Lo cual lleva a otro problema: todos los que fueron bautizados en la Biblia eran personas adultas, conscientes, y se esperaba que creyeran en Dios, en Jesús y en la Palabra de Dios (hoy, la Biblia).

Hechos 2:38 Entonces Pedro les dijo: Arrepiéntase, y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo, para que sus pecados les sean perdonados, y entonces recibirán el don del Espíritu Santo. 39 Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos, para todos los que están lejos, y para todos aquéllos a quienes el Señor nuestro Dios llame.

Nada ha cambiado desde que Pedro pronunciara estas palabras en el día de Pentecostés. Si las iglesias de hoy no hacen esto, tenemos que preguntarnos: ¿Quién lo cambió? En ninguna parte del Nuevo Testamento se indica que deba cambiarse la fórmula de salvación hasta el regreso de Jesucristo, lo cual aún no ha sucedido. Así que, ¿Qué estás esperando? ¿Estás deseando que Dios cambie de opinión para adaptarse a tu propio sistema de ideas, creencias o doctrinas? Él no lo va a hacer sólo por ti, pero tampoco por nadie. Esperar sólo pone tu vida eterna en grave peligro.

En breve: Nosotros creemos que la doctrina fundamental de la iglesia de hoy debe ser la misma que la establecida por Dios, a través de la experiencia del Espíritu Santo. Todos quienes clamen ser cristianos deben hablar en lenguas, como evidencia inicial (señal) de haber recibido el Espíritu Santo. ¡Sin lenguas, no hay Espíritu Santo!

Si nos preguntaras qué necesitas hacer hoy para salvarte, nuestra respuesta es la misma que dio Pedro el día de Pentecostés, no diferente.

1 Corintios 14:33
Pues Dios no es autor de confusión, sino de paz; como en todas las iglesias de los santos.

Joel 2:23
Y ustedes también, hijos de Sión, alégrense y llénense de gozo en el Señor su Dios; porque él les ha dado la primera lluvia a su tiempo, y enviará sobre ustedes la lluvia temprana y la lluvia tardía, como al principio.