Arrepentimiento

¿Necesario o no?

Concepto de Arrepentimiento

Arrepentirse: verbo intransitivo, pronominal y reflexivo

1: apartarse del pecado y dedicarse a la enmienda de la vida; sentir pesar, pena o contrición por haber hecho o dejado de hacer algo; 2: cambiar de opinión; redireccionar una decisión ante un cambio de parecer.

Cuando una persona no comprende claramente la Biblia y su mensaje, la mayoría de los asistentes a una iglesia son proclives a pensar que mientras en esa iglesia se hable de Dios y de Jesús, esto ya es aceptable para Dios. Para nosotros, afortunadamente, esto no es del todo cierto.

Las iglesias enemigas de Dios no predican el verdadero mensaje de salvación. Lamentablemente, la mayoría de las iglesias en el mundo de hoy caen en esta categoría. La ignorancia o el desconocimiento no es excusa para no hacer lo correcto, ni para no pensar que continuar en una situación falsa no sea pecado. ¡El pecado de incredulidad es uno de los pecados más grandes! Antes que nada, la gente necesita arrepentirse de su incredulidad.

Hechos 2:38 

38 Y Pedro les dijo: “Arrepiéntanse, y bautícense cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados; y entonces recibirán el don del Espíritu Santo”.

El presunto primer Papa de la Iglesia Católica (Pedro) es citado en Hechos 2:38 respondiendo a una pregunta que le habían hecho los judíos, de que deberían arrepentirse.  Lo primero que necesitamos saber es que el Dios Todopoderoso no desperdicia palabras.  Si Pedro dice que todos (cada uno) debemos arrepentirnos, entonces nos está diciendo lo que Dios le ha dado que diga y tenemos ese registro en todas nuestras Biblias.

Te preguntarás: Pero ¿Por qué la necesidad de arrepentimiento si la Iglesia Católica ya ha abierto un camino para el perdón de los pecados a través del confesionario? El problema radica en el hecho de que el proceso confesional no existe en la Biblia ni tiene base real.

1 Juan 1:8-9

8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y no hay verdad en nosotros. 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.  

Santiago 5:14-16

14 ¿Hay algún enfermo entre ustedes? que llame a los ancianos de la iglesia, y que oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor. 15 La oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará de su lecho; y si estuviere en pecado, le serán perdonados. 16 Confiesen sus faltas unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo, obrando eficazmente, puede mucho.

Vemos del versículo anterior que no se nos pide dirigirnos a ministro ni sacerdote para confesar nuestros pecados, sino que vayamos el uno al otro.  Dios es sabio: no permite que el poder sobre las personas se concentre en unos pocos que pueden corromperse. El otro problema no bien comprendido es que esta carta ha sido escrita para aquéllos que habían tenido la experiencia de recibir el Espíritu Santo con  la evidencia bíblica de hablar en lenguas.  Sabemos lo problemático que puede ser si damos nuestra información más personal y sensible a personas que no han recibido el cambio de corazón que Dios da. Sin esa experiencia, los hombres se inclinan a usar esa información personal con propósitos corruptos.

Romanos 3:9-11

9 ¿Qué pues? ¿Somos mejores que ellos? ¡De ninguna manera! porque ya hemos probado que todos, tanto judíos como no judíos, están bajo el pecado. 10 Como está escrito: ¡No hay justo, ni uno solo! 11 No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios.

A los ojos de Dios, nadie es justo, por lo que nos resulta obvio que el requisito de Dios es para todos los hombres, independientemente de sus propias opiniones sobre sus esfuerzos pasados ​​para agradar a Dios de una manera natural o “religiosa” (lo cual no será aceptable para Dios).  Sólo Dios puede hacer a un hombre natural justo a los ojos de Dios.  Cualquier otra cosa es “justicia propia”, inaceptable para Dios pues no implica una actitud humilde ni contrita.  Lo que, por otro lado, le demuestra a Dios que no necesitamos su justicia y que nuestra capacidad para lograr la justicia es igual a su capacidad.

Necesitamos entender que el pecado de uno contra el otro tiene una forma bíblica de tratarse, y esto no implica acudir al sacerdote o pastor a menos que se llegue al punto de afectar a la iglesia.  Si lees las Escrituras a continuación, entenderás que la persona ofendida se supone vaya al ofensor e intente tratar el asunto cara a cara.  Es esperable que el ofensor se arrepienta y se reconcilie con la parte ofendida.  Pero si esto no sucede, o si hay algún malentendido que no implique ofensa, entonces el asunto es, o bien tratado, o bien se requieren pasos adicionales, y no hay ni sacerdote ni pastor involucrado.  Podría darse que, considerando que haya ofensa comprobable, que el ofensor pudiera ser expulsado de la iglesia luego del tercer paso, hasta que se vea o se acepte el arrepentimiento.  No es sino hasta el tercer paso que la iglesia se involucra y se administran las consecuencias.

Mateo 18:15-17

15 Por tanto, si tu hermano pecare contra ti, ve, y repréndelo cuando él y tú estén solos. Si te oyere, habrás ganado a tu hermano. 16 Mas si no te oyere, haz que te acompañen uno o dos más, para que en boca de dos o de tres testigos conste todo lo que se diga. 17 Y si tampoco a ellos hace caso, hazlo saber a la iglesia; y si tampoco oyere a la iglesia, ténganlo entonces por gentil y publicano.

El pecado contra Dios, por otro lado, es razonablemente fácil de manejar. Sólo hay dos pecados verdaderos contra Dios y ambos pueden plegarse en uno, ya que el segundo es consecuencia del primero.  El primero es la incredulidad, el segundo es la blasfemia.  Ambos necesitan alguna explicación.

Incredulidad. La salvación es algo muy valioso y sus consecuencias son eternas. Dios claramente nos ha dado la fórmula para la salvación y en Hechos 2:38 tenemos la descripción más clara de cómo recibir la salvación. Si alguien dice que hay otra forma de salvación, es culpable de incredulidad y, por tanto, necesita arrepentirse. La aspersión infantil (salpicón de agua) en cualquier iglesia NO es bautismo, los padrinos no existen en la Biblia, y los bebés no pueden creer, lo cual es el principal requisito antes de que algo más pueda suceder. Los padres no pueden creer por sus hijos ni esperar un buen resultado. Jesús nos dijo que no llamáramos padre a ningún hombre (en sentido religioso) ya que sólo tenemos un Padre, nuestro Padre Celestial. ¡Tantas cosas son cara de nuestra incredulidad y que las iglesias parecen haber inventado o tomado de prácticas paganas pasadas! Y nosotros, como hombres naturales, simplemente aceptamos sin pensar, para luego decir que no tenemos nada de qué arrepentirnos porque nos hemos ocupado de nuestro pecado siguiendo la práctica completamente no bíblica llamada confesión. Confesarse con un sacerdote es también incredulidad porque lo convertimos en un sustituto de Dios, un intermediario (tal como a María, lo cual también es incredulidad puesto que María duerme y se levantará con los santos cuando Jesús regrese: ella no escucha ninguna oración). Todo esto es agregar a la Palabra de Dios cosas que la Palabra no dice.

La Iglesia Católica tomó esta iniciativa de la práctica del Antiguo Testamento de ofrecer sacrificios a los sacerdotes en el día de la expiación. Pero no tienen en cuenta que el sacrificio de Jesús en la cruz eliminó por completo todos los sacrificios del Antiguo Testamento. Vale la pena señalar que estas prácticas paganas duplicaron a las de Israel, probablemente porque Israel exigió un hombre natural que reinara sobre ellos en la época de Samuel. Samuel era un profeta en el tiempo posterior a la ley y antes de que hubiera un rey en Israel. Las prácticas paganas incluían sacrificios humanos, una aberración para Dios. Satanás es muy bueno copiando la forma de hacer las cosas de Dios, pero siempre se equivoca; si bien a veces está cerca, siempre se equivoca.

Blasfemia. La iglesia católica tiene o tenía una doctrina que sostiene que hablar en lenguas era del diablo: esto es blasfemia porque dicen que algo que es de Dios y que sólo Dios puede dar es satánico.

No sorprende, entonces, que haya sido fácil incluir prácticas paganas en las iglesias y hacer ineficaz a la Palabra de Dios. El resultado final es la incredulidad total por más que las personas digan creer en Dios y en Jesús.

Jesús acusó a los judíos de lo mismo.

Marcos 7:9

9 También les dijo: “¡Qué bien invalidan ustedes el mandamiento de Dios para mantener su propia tradición!

Marcos 7:13

13 Es así como ustedes invalidan la palabra de Dios con la tradición que se han transmitido, además de que hacen muchas otras cosas semejantes a éstas.” 

La incredulidad fue causa de la tradición; la tradición, el efecto de la incredulidad.

Por tanto, el resultado final es que la gran mayoría de las iglesias de hoy se involucran en tradiciones y quienquiera que sea necesita separarse de ellas y arrepentirse de ese falso sistema de incredulidad. Esto implicará arrepentimiento, un cambio de rumbo, alejarse de esas prácticas y creer en la Verdad. Y hacerlo si se quiere que la Palabra de Dios sea efectiva, tal como se supone que sea en sus vidas.

 

Lucas 13:3
¡Pues les digo que no! Y si ustedes no se arrepienten,

también morirán como ellos.