El Don

EL DON DE HABLAR EN LENGUAS

“Pues Dios no es autor de confusión, sino de paz, como en todas las iglesias de los santos”. 1 Corintios 14:33

El Don De Lenguas

Lo que leerás en este apartado está diseñado para lidiar con la confusión en las Iglesias de hoy en lo que se refiere al “Don de Lenguas” y cómo esto se confunde con “la Señal” de la que habló Jesús en Marcos 16:15-20. 

El “Don de Lenguas”

Con demasiada frecuencia, es confundido con el propio llenado del Espíritu Santo que se evidencia “Hablando en Lenguas”. Es un error histórico y teológico acarreado ilógicamente por muchas instituciones autodenominadas como parte del cristianismo.

¿Cuándo comenzó la confusión? No creo que alguien realmente lo sepa, pero la Iglesia Católica y muchas otras iglesias durante cientos de años hicieron afirmaciones de que “Hablar en Lenguas” era del diablo. Lamentablemente, ese pensamiento no nos ha abandonado por completo y algunas Iglesias Bautistas, por ejemplo, creen eso, al igual que los Testigos de Jehová o la Iglesia de Cristo, quienes se inclinan en esa dirección si se les presiona. ¿Por qué? nos preguntaríamos. Sospecho que, si la iglesia a la que sueles ir sostiene esa idea, entonces nadie querrá tener nada que ver con el hablar en lenguas, ya que cualquier “buen cristiano” no querría tener nada que ver con el Diablo.

No sorprende entonces que no se oiga de “Hablar en lenguas” en las principales iglesias establecidas. Incluso las personas que tenían esa experiencia eran expulsadas de las iglesias por considerárselas como herejes o demonios durante muchos años.

El problema de quienes no hablan en lenguas intentando hacerse pasar por cristianos era evidente incluso en los tiempos del Nuevo Testamento.

Romanos 8:9

Pero ustedes no viven según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en ustedes. Ahora, si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.

La pregunta, pues: ¿Cómo se sabe si alguien haya recibido el Espíritu Santo? ¿Sólo porque lo diga? Nosotros creemos que Dios tiene algo que decir sobre cuán confiable es el hombre. Dijo en:

Jeremías 17:9, “El corazón del hombre es desesperadamente malvado y engañoso por sobre todas las cosas, ¿quién puede conocerlo?”

Tan así como para aceptar la palabra de alguien sin referencia bíblica ni evidencia.

Pablo no habría escrito esto sin haber tenido algún tipo de provocación. Obviamente respondía una pregunta. Aunque no se nos dice cuál era la pregunta, es obvia la respuesta. Pablo sabía cuál era la evidencia de recibir el Espíritu Santo, y les reforzaba esta cuestión a la Iglesia en Roma. La Iglesia en Roma era una iglesia llena del Espíritu pero, como a menudo sucede, personas prominentes con influencia entran a la iglesia trayendo consigo doctrinas heréticas. Eso no debería sorprender a nadie, pues sucede aún hoy, y los resultados parecen empeorar cada vez más a medida que el mensaje de la Biblia se diluye más y más, y luego se olvida.

Volviendo al Don de Lenguas. Es extraño que el “Don de Lenguas” realmente no sea mencionado en la Biblia hasta que Pablo escribe a la Iglesia de Corinto.

Necesitamos comprender el Contexto de esta carta. La Iglesia de Corinto era una iglesia muy desordenada. La ciudad de Corinto era una ciudad muy desordenada. Ciudad rica, en la encrucijada de mucho tráfico comercial, ciudad portuaria y centro de adoración de la diosa de la fertilidad Afrodita (con muchos nombres distintos, Eostre o Ishtar entre ellos). El desorden social que existía en Corinto entonces había infectado a la Iglesia, y Pablo les escribió para ordenar el pensamiento y los procedimientos. A lo largo de la carta, explicó el orden de los Dones Espirituales en la iglesia y cómo debían operarse.

Por favor, compréndase aquí que todas las iglesias iniciadas por Pablo, y a las que escribió, eran iglesias que habían tenido idéntica experiencia a la ocurrida en el día de Pentecostés. No había otras iglesias en ese momento. Es decir, todas las personas en cada una de estas iglesias hablaban en lenguas como señal de haber recibido el Espíritu Santo.

Pero, en este caso, como Pablo les explicaba acerca de los dones, encontramos que algunos de los versículos son groseramente confundidos e incomprendidos por las iglesias de hoy.

En 1 Corintios capítulo 12, Pablo no habla de la “señal” de recibir el Espíritu, sino del “don” de lenguas, que es una obra completamente diferente del Espíritu entre personas que ya han recibido el Espíritu Santo, hablando en lenguas. Si el “Don de lenguas” fuera la evidencia del bautismo del Espíritu Santo, ¿por qué sería entonces ésta la primera vez que se lo menciona, y sólo en una carta a la Iglesia desordenada de Corinto?

1 Corintios 14:23

Imagínense, por lo tanto, a toda la iglesia reunida en un solo lugar, y todos hablando en lenguas, y que llegue alguien que sepa poco de la fe cristiana, o que sea incrédulo, ¿Acaso no pensará que ustedes están locos?

1 Corintios 14:39-40

Por lo tanto, hermanos, procuren profetizar, y no impidan que se hable en lenguas, siempre y cuando todas las cosas se hagan decentemente y con orden.

Desafortunadamente, muchas iglesias están emulando el mal comportamiento de Corinto nuevamente. No sólo con respecto a las lenguas, sino sobre muchos de los problemas morales que con laxitud se permiten hoy.

Algunos quizá digan que esto es evidencia de que no todos hablan en lenguas. No, todo lo contrario. Todos pueden hablar en lenguas, pero no deberían hacerlo bajo ciertas circunstancias cuando se reúnan en asamblea dentro de la iglesia. Sostenemos entonces que todos pueden hablar en lenguas.

El verso que confunde:

1 Corintios 12:28-30

Dios ha dispuesto a algunos en la iglesia, primero apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; después están los que hacen milagros; luego, los que hacen dones de sanidades, los que ayudan, los que administran, y los que tienen diversidad de lenguas. ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿son todos maestros? ¿hacen todos milagros? ¿tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos en lenguas? ¿interpretan todos?

Pablo está escribiendo explícitamente sobre los dones del Espíritu, no sobre las señales. Y explica que no todos tienen el don de lenguas, aunque también se ocupa de otros siete “dones” del Espíritu, de los que sólo uno está mencionado también entre las señales que seguirán a los creyentes mencionadas en Marcos 16:15-20.

¿Cometió Pablo algún error? Difícilmente. He aquí otro versículo que las iglesias usan para negar el hablar en lenguas por completo:

1 Corintios 13:8-10

El amor jamás dejará de existir. En cambio, las profecías se acabarán; las lenguas dejarán de hablarse; y el conocimiento llegará a su fin. Y es que conocemos y profetizamos de manera imperfecta. Pero cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es imperfecto se acabará.

Todos quieren hablar sobre lenguas, pero nunca sobre conocimiento ni profecía. Por cierto, muy discriminatoriamente, además de que totalmente malinterpretan y confunden el versículo que citan para no hablar en lenguas. El versículo trata sobre la terminación de la obra del Espíritu Santo, y el subsiguiente regreso de Cristo, nada más. Como ninguna de ambas cosas ha sucedido aún, todo lo mencionado en ese versículo continúa todavía. Omiten asimismo leer para entender el contexto en el cual está escrito ese versículo que citan.

El engaño. Las iglesias tienen que dividir entre lo que tienen y lo que no, por una muy buena razón. Si reconocen que “hablar en lenguas” es la evidencia misma de recibir el Espíritu Santo, pierden toda credibilidad por el hecho de haberle dicho constantemente a las personas que nunca hablaron en lenguas que eran salvos, cuando en realidad no lo eran. La mayoría de ellos ni siquiera habían sido bautizados, por lo que pierden el tren por completo.

Muchas personas en muchas iglesias hoy en día hablan en lenguas. Se les dice que es “apenas el don de lenguas”, lo cual simplemente no es cierto. La mayoría de esas iglesias tampoco operan los dones del Espíritu durante sus servicios tal como instruido por Pablo. Probablemente tampoco sabrían cómo hacerlo.

Nosotros sí, y sabemos absolutamente la diferencia.